Los 5 errores que te impiden ser constante en tus rutinas
2 min read


¿Te ha pasado que empiezas una nueva rutina con entusiasmo y pronto la dejas?
Muchas veces comenzamos con toda la ilusión, pero no nos damos cuenta de que arrastramos patrones que sabotean nuestro compromiso. La buena noticia es que, al identificar estos errores, puedes corregirlos y volver a empezar desde un lugar más amable y consciente.
Aquí te explico cuáles son los cinco errores más frecuentes y cómo evitarlos de forma práctica:
1. Querer hacerlo todo perfecto
Empezar con metas demasiado altas o exigirte resultados inmediatos solo genera frustración. Por ejemplo, si nunca has hecho ejercicio y decides entrenar 6 días a la semana desde el primer día, es probable que te agotes y abandones.
La clave está en empezar pequeño, con acciones sostenibles, y celebrar cada pequeño avance. La constancia se construye desde lo posible, no desde la exigencia.
2. No tener claro el “para qué”
Si no sabes por qué haces una rutina, es muy fácil que la abandones al primer obstáculo. Conecta con un motivo profundo y personal:
¿Quieres sentirte más fuerte?
¿Tener más claridad mental?
¿Mejorar tu estado de ánimo?
¿Crear una versión de ti que te inspire?
Tener un propósito claro y emocionalmente significativo es el mejor motor para mantenerte en el camino, incluso cuando no tengas ganas.
3. Depender de la motivación
La motivación no es constante. Algunos días te sentirás imparable, y otros te costará incluso levantarte. Si solo haces las cosas cuando te sientes motivada, avanzarás de forma irregular.
En cambio, crear hábitos simples y repetirlos cada día, sin importar tu estado de ánimo, te dará estabilidad.
Recuerda: no necesitas estar motivado/a para dar un paso pequeño. Solo necesitas hacerlo.
4. No adaptarte a los cambios
La vida no siempre será predecible. Puede que un día tengas menos tiempo, más trabajo o simplemente te sientas diferente. Si tu rutina es demasiado rígida, cualquier cambio puede hacerte renunciar por completo.
Tip: Aprende a tener una “versión mínima” de tus hábitos. Por ejemplo: si no puedes correr 30 minutos, camina 10.
Mantener el hábito, aunque sea en su forma más ligera, fortalece tu compromiso y evita que pierdas el ritmo.
5. Olvidar celebrar tus avances
No esperes lograr grandes cosas para reconocer tu esfuerzo. Cada día que mantienes tu rutina, aunque sea con un pequeño paso, cuenta y suma. Anótalo, celébralo, compártelo.
Este tipo de reconocimiento refuerza la idea de que eres capaz, y poco a poco alimenta tu confianza. El progreso no siempre se nota en el espejo o en números: a veces se siente en cómo te hablas a ti misma.
En resumen: la constancia no tiene que ver con ser perfecto, sino con tener paciencia, flexibilidad y compromiso contigo misma. Corrigiendo estos errores, podrás crear una relación más sana y estable con tus rutinas.
Todo hábito necesita tiempo, repetición y mucha amabilidad.
Hoy es un buen día para empezar de nuevo. No necesitas hacerlo todo, solo dar el primer paso. Hazlo sin presión, pero con intención.
